lunes, 20 de julio de 2009

POEMA, AL RETIRO.


Antiguas y custodias verjas,
guardianas de la tranquilidad,
paz tras metálicas puertas
que dejan el dolor y la agonía atrás.

Hermosura que consuela la tristeza,
soledad en compañía
ramas y aire que alivian la pena,
renovando del alma la alegría.

"Al Retiro:

por tantos momentos de felicidad,
gracias por secar mis lágrimas silenciosas con el sonido de tu respirar".

miércoles, 1 de julio de 2009

DESESPERACIÓN ANTE LA CONTEMPLACIÓN DE “LA VIDA”.

¿Cuándo el soñar se convierte en utopía? ¿Cuándo los sueños dejan de fluir aportándonos armonía?

Sólo es posible entender la dimensión humana desde su irremediable surrealismo, a veces cercano a la absurdez y, a veces, tornado en ella.

Cuántas acciones son consecuencia del instinto autodestructivo, camuflado en esperanza por el carácter iluso del demiurgo. Éste, perenne en quien no asume su derrota y se aferra al grito callado de su voz que afirma: “aun sigues vivo, aun es tu vida”, crea una imagen en el espejo que es la conciencia de uno mismo, siéndole esta existencia ajena. Imagen que es mero engaño, pero la cual sólo se percibe así al condensarse la vivencia en frustración.

Y es que, ¿a caso no es la sombra inmutable definición?

Y me fuerzan a definir la realidad con multitud de ellas, prohibiéndome su trasgresión. Pero yo necesito el contraste y la capacidad de mutar mi propia percepción. Yo se que sólo así alcanzo el descanso de la huida, la profunda respiración.

¿Y por qué huir?

No hay mayor libertad que el hecho de renuncia al deber no satisfactorio, asfixiante… La claridad resulta ser luz de foco, externa, impuesta desde fuera y siempre asumida., siempre aceptada por el rechazo a alternativas que no han sido tan siquiera buscadas.

Sólo al escapar, al actuar ante la pregunta “¿qué quiero hacer con mi vida?” puede encontrarse la verdadera felicidad individual. Pero la decisión, al ser propia, debería conllevar un fin cuyo alcance dependiera exclusivamente de uno mismo, no de una mano ajena que juzgue según su parecer y cuyo veredicto permita o no el acceso al interior del espejo y a la vivencia del sueño en él establecido.

Vivimos inertes por soñar que vivimos.

Sólo se vive verdaderamente cuando la vivencia es aquella que se halla dentro del propio espejo.