jueves, 28 de julio de 2011

Sobre crisantemos, atreviéndome a soñar en el trabajo.

Arriesguemos por cualquier carretera secundaria. ¡Llévame a ver el mar! Aparca en el desvío de la cala. Paseemos por la orilla. Quiero para nosotros el atardecer, el rayo verde, si la suerte nos escoge con el vaivén de las olas en los pies. Y la caricia de la espuma. Acurrucada en tu pecho. Nuestras manos se entrelazan sentados al alcance de la mar, donde muere el oleaje. Sólo un beso en el ocaso. Y de regreso al coche, hace frío. Me dices que quieres dormir. Tú descansa una horas amor mío, que yo guardo el paraíso más sencillo por los dos. Por siempre. Más allá del recuerdo. Donde no tienta la nostalgia. Puesto que te tengo. Ya de vuelta a la ciudad acaricias mi pelo sin tintar, respetas mi cansancio en este viaje de regreso.

sábado, 23 de julio de 2011

Pero también cautiva.

Si se tratase de refundir la fe
diría que la fragua no cerró anoche.
Con acero de navaja deformado
sobrevino un abrazo.
Y grabado "por quererte" en la piel
a un palmo de mí, sobre tinta corrida,
quise derrotarme en tu pecho
y regalarte una sonrisa.
Adelantarme a las amarras del sueño
en este silencio repleto
de recuerdos, de esperanza
y compartido. De perdón.
En la madrugada no quise ya tejerme
a una lámpara de aceite.
Del frío cobijada en tu olor.
Jugando ambos con el fuego
en el que aun ardemos
sin quemarnos.

viernes, 22 de julio de 2011

Liberada.

Duele amar(te)
si traicionas la lealtad
de esta entrega tatuada.
Y a derrotarte de madrugada
se obliga la inocencia,
ácida,
con la risa
de quien sonríe al riesgo
implícito en la iniciativa
del querer
y exige una prima.
Ahora, desvelado el sueño
y a solas,
el precio a pagar es elevado.
Desgarrar un sentimiento en exclusiva
y seguir dudando del regreso,
si tú voceas otro andar,
en un descuido de mi presencia,
en un olvido de mi promesa.