martes, 15 de febrero de 2022

Hablemos del destino

Es un espejismo pensar que si das los pasos correctos, la vida proveerá y llamarlo destino. El destino no es llegar, sino el viaje de imprevistos. El destino es cada parada del trazo en zigzag, cada tentación segura, el riesgo, el error y a veces el acierto. La herida que lastramos y cosemos. Confiar en la vida, sí, pero sin dejar la fe a la deriva. Una buena amiga dice que algunas personas somos de hierro y sal. Si es así, entonces es necesario forjarnos, mellarnos y volver al fuego para así repararnos. Y la sal? Quizá ese sea el destino. No en balde se dice "la sal de la vida". Quizá esa debería ser la retribución si mis manos agarran tu cuerpo: doblarnos y fundirnos. Frente a lo incierto, lograr crear así sentido.
Sartre dijo: "Para saber lo que vale nuestra vida, no está de más arriesgarla de vez en cuando". En una pelea arriesgamos la vida, pero al enamorarnos también. Es otra guerra, una en la que no gana quien vence, quien logra no ser derrotado, sino quien comprende, se rinde y coopera. Quien se protege del ser que ama, ve un enemigo, no un aliado. No podemos cruzar la trinchera con una promesa y un puñal a la espalda. Así, siempre perderemos. Es por ello que, quizá, cuando más arriesgamos la vida es ante el amor, no ante el odio. Odiar es fácil, amar no. En el fondo soy una existencialista. Siempre lo he sabido. Quizá sea mi forma de revelarme (y rebelarme).


viernes, 11 de febrero de 2022

Más lejos de ti, conmigo

Hay una poema de Cortázar que dice "Siempre fuiste mi espejo. Para verme tenia que mirarte". No habla del amor, ahora lo sé. Habla de la oscuridad de dos figuras que se retan, de un latido, de la sangre que arde y hierve y de las manos que luchan por estar quietas. En la mirada del otro se tantean. Mirarle a él para lograr verme. Adicta. No, no es amor, es la sombra que me atrapa. Nunca escapo si la proyecta mi propia luz. Corro y va detrás, cadena a mis pies. Los ojos. Otros ojos. Otros ojos para mirar dentro sin querer mirarme a mi a través de ellos. Unos ojos que me devuelvan la mirada sin mi reflejo, que solo me miren y me tienten. Ya no quiero mirarle para verme. Es decir, deberíamos aprender a vernos...sin nadie. Después, sabremos alcanzarnos sin necesitar aquellos ojos, extraños, aquella mirada, que soporta nuestro peso y nos engancha. Sabremos elegir sin tener que quemar calles y canciones para no encontrar el camino de regreso.

martes, 8 de febrero de 2022

Ante el abismo

"Alcanzar a tocar el cielo 

y mirar, después, al abismo.

Ese abismo 

que a veces conseguimos cerrar 

y otras 

ocultar con espejos".

Cita original de Alba Gutiérrez Arranz. 08/02/2022