viernes, 13 de mayo de 2011

"Sin nada que perder, hasta encontrarte"

Sucede que a veces aprietan las paredes
de lo conocido,
donde pesa demasiado un fracaso,
acaso la traición.

Y desbrozando una duda,
estertor de razón,
quedan abandonadas las pisadas
al sentimiento.

Lejos,
por no conservarse nada,
nada pesa ya
y el esfuerzo es desterrado
en callejuelas,
que vuelven la libertad
esperanza .

No queda desazón
por decisión. 

Ya no duelen por volar
las alas,
que se rompen en el tiempo
que la vida no puede desbordar.

Bailémonos el agua hoy,
pájaros de Portugal,
desterrando el sueño comedido.

Ya volverá
y a su regreso
seremos menos nosotros mismos
y más quienes debemos ser,
arrastrados por yugos cotidianos
expidiendo pagarés.

Y follaremos donde mueren
los abrazos,
a navaja
con los besos.

Y sabremos desdichados
el precio a pagar
para revivir en nuestros brazos,
acomodados a pensión,
si reciben deslealtad.

Dejándose para picos
el sueño
cuando pesa la flaqueza
por el miedo
a despertar
con una mirada, fija,
compañera en soledad,
ahora
suspensiva de la música.

Ya fueran soporte de gravedad
en el preludio
miradas correspondidas,
cuando aún la vía fácil
era tan sólo viaje 
a la deriva,
acaso un poema incompleto
escrito con tinta invicta,
sin vergüenza del amor.

Pero perdimos por querer
una maleta
a cuestas
con equipaje de los dos.